Impresionado por la terrible sesión del Concejo Delirante en
la que se decidió por unanimidad mojarle la oreja al nuevo gobierno paraguayo
sin medir las consecuencias, me fui a mi casa a escuchar mi programa de radio
favorito, que no es otro que el conduce todas las mañanas mi gran amigo el Seba
Trasto, el único en Picolandia capaz de echarse Cinco por Semana y vanagloriarse ante sus amigos. Cuando ya me había resignado a escuchar al quincuagésimo vecino al
que le habían robado la bicicleta y a la enésima abuelita a la que habían
desplumado a la salida del supermercado, el Seba comenzó una atrevida
entrevista con Mara, una sexóloga que se puso a contar las aventuras de sus
pícaros pacientes.
Grande fue mi asombro cuando Mara comenzó a hablar del
abuelito de 85 años – paciente suyo por supuesto – al que la profesional le
suministra habitualmente Viagra, ya que el caballero – que según Mara va por su
segunda viudez – se encuentra ahora noviando “con una señorita de 48”. “Hace
unos días” contó la sexóloga “el abuelo se tomó varias pastillas a la vez
convencido de que al aumentar la dosis aumentaba el efecto, cosa que no es
verdad” explicaba Mara mientras el Seba se asombraba de la temeridad del
abuelito, “hijo de tigre, como todos los picolandienses”. “¡Y no se murió?”
exclamó el Seba mientras la audiencia comenzaba a hacer vibrar el celular de la
radio con mensajitos cada vez más subidos de tono.
Mara, que a estas alturas inspiraba más desconfianza que la
psicóloga trucha de Tomaselli, comenzó a contar los pormenores de un caso en el
que el paciente no podía evitar las erecciones a cualquier hora y
extremadamente persistentes. “En una ocasión” contó la sexóloga “hubo que
intervenir para frenar la erección, cosa que no pude hacer yo sola y tuve que
recurrir a un colega que, utilizando un guante, le tocó el miembro al señor y
logró que se le bajara. El paciente, aliviado, dijo: Doctor, menos mal que
estaba usted, porque si me tocaba la doctora a mí se me queda dura hasta mañana”.
Sin salir de mi asombro me subí al coche y fui a todo correr
hasta el Concejo Delirante, a ver si algún concejal me explicaba qué estaba pasando en Picolandia
y con la ilusión de encontrar a mi gran amigo Kristian Kaluuuoooooriiiii, el
mobilero del Seba, esperando que Mara no estuviera en estudios, sino
con él en el móvil. Al llegar al semáforo de la 24 y la 17 Mara tenía ya muy
perturbada a toda la audiencia y hasta había logrado arrancar algún que otro
gemido al Seba mientras hablaba de las mujeres multiorgásmicas, una
característica que, por supuesto, ella recomendaba alcanzar a toda mujer. “¿Y
cómo se logra esto?” preguntaba el Seba con su sutileza habitual. “Tocándose,
por supuesto” respondió la sexóloga.
Antes de que comenzara tocarme yo también dejé el coche en la puerta
del Concejo y subí hasta la oficina del presidente, Juanjo “Pomposo” Rainone
que en ese momento estaba practicando defensa personal con un patovica de
Fernando “Gárgamel” Sánchez. “Juanjo, prendé la radio” le dije “que el Seba
Trasto está hablando de sexo y no de inseguridad. Hay que hacer algo. ¡Está feo
para nosotros en Picolandia!”. Sin salir de su asombro, Rainone abandonó toda
pretensión de ser cinturón negro la próxima temporada y acercó su oreja a la
radio, pero Mara ya… ¡había acabado!
Pie de foto: "¿A quién saludás?" "No saludo, Seba, me estoy sacudiendo la mano" "Ahhh"
“Vos me estás mintiendo” me dijo Rainone y amenazó con
hacerme un kung fú directo a la jeta. Así que me fui al bloque del Frepam con
la esperanza de que alguna de las chicas hubiera estado escuchando la delirante
entrevista y pudiera corroborar que yo no estaba enloqueciendo. “Tenés razón”
me consoló rápidamente la “Poy” Carballo con la mano aún temblorosa por lo que
acababa de oír. “No lo soñéeee” canté imitando al Indio Solari mientras
preguntaba por mi gran amiga la Dra. Campi que, según me contó “Poy”, después
de oír la entrevista había salido como un rayo rumbo al baño y demoraba en
regresarse.
Como estaba muy apurado y quería tener comentarios frescos
de lo que había sucedido en la mañana radial de Picolandia, me crucé hasta el
bloque de Nuevo Encuentro, donde la encontré a Paolita “cuerpito tallado a mano”
Assone, que también había oído lo mismo que yo y se estaba preguntando si “era
verdad o era una SENSACIÓN”. “Es verdad” le dije “El Seba habló de sexo” “Esto
quedará registrado en la historia de esta ciudad” me dijo Paolita con cara de
seria mientras preparaba un pedido de interpelación a Corredera porque había
mandado a sus empleados que escarbaran en su basura y, según algunas versiones,
estaba utilizando unas fotos de Paolita que había encontrado en el tacho con
fines no muy santos.
“¿Y cómo no querés que ocurran estas cosas, Paolita, si el
periodismo irresponsable que tenemos incita de forma descarada al amor libre y a
que los doctores se hagan cargo de las erecciones de sus pacientes con un
guante!!! ¡¿Qué está pasando en esta
ciudad?!” exclamé cuando Paolita terminó de contarme lo de Corredera y salí
disparado del Concejo Delirante cada vez más preocupado. ¿Y ahora que el Seba
Trasto se dedica al sexo quién va a defendernos? Pensé. ¿Eh? ¿Quién???
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