ACÁ SI QUE QUEMAMOS CARNE!


Desde que tengo uso de razón (mi madre dice que no hace mucho, pero yo no me acuerdo cuando empezó todo) y en los tantísimos años que hace que vivo en Picolandia, siempre me ha sorprendido el ansia por el Guinness, por los grandes records, por querer destacar, que tienen algunos circunspectos vecinos de la ciudad. Mientras la mayoría de los picolandienses trabaja de sol a sol, rompiéndose el lomo por construir esta humilde ciudad sin grandes pretensiones, pero con mucho amooorrrrr…., un pequeño grupito se desvive por tener algo que llame la atención, que nos haga sentir únicos, ganadores, machos alfas, qué se yo… (me quedé sin sinónimos luego de contestarle a Mr. CallaKeo… Bambino, Mao, vengan en mi ayuda!)
Hace unos años esta terrible baja pasión dejó más de un bolsillo seco, cuando nos lanzamos a ser a capital nacional del Basquet y quedamos pidiendo guita como lengua de loro… ¡Queridos picolandienses! ¿Dónde vieron ustedes la fábrica de Benetton que nos iba a poder bancar semejante deliriums tremens?? ¿Qué bolsillo mágico esperábamos que nos aguantara si los pocos chacareros que tienen mosca les gusta más guardarla bajo el colchón!!! Pero bueno, no contentos con algún que otro traspié, lo seguimos intentando. Tan convencidos estamos que tenemos algo que ofrecer a nuestros queridos connacionales argentinos, que hasta tenemos una Secretaría de Turismo municipal y eso que no hay ninguna montaña, ni río, (ni médano) a la vista… Está bien, ya sé… la laguna! La laguna!! Pero bueno, está linda, si, pero no exageremos (Gracias intendente BlancaTébes… eh, de corazón, esto sí que lo hizo usted bien).. Pero de ahí a tener turistas que vengan en masa un fin de semana largo a navegar en sus aguas… ¡!! ¿Se imaginan el titular: TURISTAS COLAPSAN EL ACCESO AL PARQUE DELFÍN PEREZ? Y abajo un montón de comentarios editados por Mr. CallaKeo! Ay, mamita querida!
Pero bueno, la cuestión es que de tanto insistir en tener un record, hace un tiempo hicimos el Asado Más Grande del Mundo. Sí, señor! Porque si algo hay que nos caracteriza en este municipio es nuestra pasión por quemar vacas… El asadito en cuestión, como no podía ser de otro modo, nos colocó en el centro de la atención durante unos días pero luego… de turismo… nada de nada. Para comprobarlo me fui a dar un paseíto por los hoteles de la ciudad a preguntarle a sus huéspedes si es que alguno había venido a pasear a Picolandia picado por el bichito… ya sabe usted… por haber visto que somos capaces de hacer SEMEJANTE ASADO. Pero no, no tuve suerte. 


Pie de foto: "Aquellos que dicen que no tenemos propuestas, mienten... nosotros estamos por quemar carne a lo loco, ¿no Fernandito?"


Al tercer viajante al que le pregunté si estaba de vacaciones en Picolandia decidí suspender la encuesta ya que arriesgaba seriamente a que me dejaran un ojo morado. Y como mi seguridad física corre serio peligro desde que osé escribir acerca del Editor Serial de Comentarios, entonces me fui para casa a meditar sobre la cuestión esta de la carne y nuestra pasión POR QUEMARLA…
Después de darle muchas vueltas al asunto tuve una iluminación… ¡Si, a veces me ilumino también! Y me fui corriendo a habar con el SuperInspector Moncalvillo, mi querido “quema-chorizos”, que en ese momento estaba a punto de rociar con querosene un par de bondiolas y un queso de chancho que había encontrado en el mostrador de mi carnicero favorito. “¡Detente, quema-chorizos!” grité “Y explicame qué es esa fuego que llevás adentro. ¿De dónde le viene esa pasión, SuperInsgpectorrr??” “No lo sé” me confesó Moncalvillo con lágrimas en los ojos “pero desde que el año pasado se hizo el Asado Más Grande del Mundo no hay día que no sueñe con superar ese record” “Pero usted está loco, SuperInspector” exclamé “¡Es por eso que se puso usted a quemar reses en el verano así a troche y moche y casi nos cierra el frigorífico que con gente con usted se nos va a la quiebra!!!” 


Pie de foto: "Apártese Moncalvillo, que a mi ningún gaucho me toca el chorizo"


“Así es Mr. Pico, me dio envidia” me confesó Moncalvillo totalmente compungido “Usted bien podría ser psicólogo… que no lo sepa mi mujer, pero a esas vacas las quemé por envidia… porque lo llevo en la sangre… porque…” “Basta, basta” le grité, mientras trababa de detener que prendiera fuego con su encendedor el dedo de mi carnicero favorito… “¿Usted vio Apocalysis Now, Mr Pico?” me preguntó entonces Moncalvillo con los ojos sacados, en pleno brote quemador… “Es ese olor, ese olor a carne quemada el que me vuelve loco, Mr. Pico”. Viendo que la excitación de Moncalvillo crecía hasta hacerle una pequeña carpita en el pantalón, me fui corriendo a mi casa tratando antes de que me quemara ahí mismo en la carnicería. Y volví agitado a mi tranquilo hogar en las afueras a hacerme un asadito. “¡Acá sí que quemamos carne!” pensé “¡Está fea para nosotros!!!”

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