La ultraizquierda en Picolandia




Aunque ustedes no lo crean, en Picolandia son todos muy democráticos. Y aunque, como quedó demostrado en aquellos duros días de la 125, hay muchos picolandienses bastantes gorilinis, en el circo también hay ultraizquierdistas, un pequeño pero PELIGROSÍSISMO grupo político liderado por los Marqueses, una familia muy docta de la ciudad pero de innegable arraigo maoísta, si es que uno puede arraigarse a algo tan raro en estas pampas.
Los Marqueses hace rato que son revolucionarios. Por lo visto empezaron en los años setenta cuando sintieron una gran simpatía por Ho Chi Min y deseaban, cada mañana mientras tomaban unos mates, estar en Vietnam. Deprimidos porque en Picolandia no hay ni palmeras ni ríos tropicales ni un miserable arroyo al que ir a practicar cómo hacer la revolución, los Marqueses decidieron adherir al Partido Comunista Revolucionario, provocando la enorme preocupación del resto de los piquenses que pensaron que ahora sí que se iba a poner feo para nosotros en la ciudad, ahora que ya teníamos vanguardia revolucionaria. Alguna vieja asustada por los medios de comunicación de la época llegó incluso a refugiarse en la iglesia.
Pero por fortuna para Picolandia, la adhesión de los Marqueses al PCR no pasó a mayores. En 1.976 cuando vino el golpe de estado algunos picolandiensen se quedaron sorprendidos cuando los Marqueses alabaron a Videla y expresaron públicamente que les parecía “un general nacionalista”. 
Más tarde los Marqueses abandonaron sus aires revolucionarios de antaño y se hicieron socios del “gran barba”, si, “el senador”, a quien le hicieron más de un favor… Mientras los picolandienses sorprendidos se preguntaban qué había sido de los otrora ultraizquierdas que ahora se paseaban del brazo del senador más conservador que se haya visto por estos pagos en muchos años, los Marqueses comenzaron a dedicarse a una de sus ocupaciones favoritas: pintar las paredes del pueblo con la leyenda "Fueras rusos de Casa de Piedra", consignas revolucionarias que encendieron el ánimo de la clase obrera de la ciudad, que se dirigió hacia el río al grito de "ni yankis ni marxistas, vernistas", cosa que disgustó profundamente a los Marqueses, una vez más incomprendidos.
Cuando vino el kirchnerismo, en 2.003, los Marqueses comenzaron a preocuparse. No hay nada peor para un ultraizquierdista que un gobierno de izquierdas que les quite el público obrero ese al que tanto aspiran y que sin embargo jamás han logrado conquistar. Así que inmediatamente se pusieron a hablar pestes de los K, a los que acusan de oportunistas por haber juzgado a los militares (claro, pensaban hacerlo ellos en los tribunales populares el día después de hacer la revolución, pero no se dieron cuenta que los represores se estaban poniendo viejos mientras ellos seguían y seguían poniendo comentarios en Maracó Digital sin hacer la revolución tan esperada).
En el 2.008 los Marqueses se pusieron al frente de la revolución agraria y salieron a defender a los peones rurales tan duramente golpeados por "la 125" Su periódico reflejó así esa dura lucha contra la oligarquía agraria:

En la actualidad, los Marqueses siguen siendo del PCR y, por supuesto, son antikirchneristas a morir. Más antikirchneristas que la Sociedad Rural, lo cual es ya mucho decir. Cada tanto sacan un comunicado revolucionario, pero ya no consiguen que las viejas se asusten y nadie pide refugio en la Iglesia al grito de “se vienen los revolucionarios, se vienen los Marqueses”. 

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